jueves, 15 de septiembre de 2022
martes, 30 de agosto de 2022
¡e-Mágina! Por Miguel Ángel Gálvez Galiano
lunes, 15 de noviembre de 2021
viernes, 5 de marzo de 2021
sábado, 28 de noviembre de 2020
sábado, 12 de septiembre de 2020
EVOLUCIÓN DEL CULTIVO DE LA VID EN HUELMA (JAÉN). ANGEL DEL MORAL GÓMEZ
EVOLUCIÓN DEL CULTIVO DE LA VID EN
HUELMA (JAÉN)
Ángel del Moral Gómez
Las primeras incursiones de los griegos en la península, se
produjeron en la desembocadura del río Ebro y posteriormente río arriba, entre
los siglos VI a IV a. C. Los restos de ánforas griegas y de vajilla para beber
vino, de los yacimientos arqueológicos de estas zonas, así lo acreditan. Esto, nos
hace pensar que fueron los griegos los primeros en importar el consumo de vino
en la península ibérica.
Cuando los iberos accedieron al consumo de vino, no siguieron
las pautas del complejo protocolo del simposio o banquete griego, sino que lo
consumían en estado puro, sin rebajar con agua y sin el carácter de acto
colectivo.
Pero realmente los iniciadores del comercio de ánforas de
vino con larga presencia en Iberia, fueron los fenicios, que introdujeron sus
ánforas y sus vinos, así como las cráteras, vasos griegos, e incluso jarras
etruscas. Los fenicios trasladaron a Iberia el cultivo de la vid y enseñaron a
la población indígena las técnicas de cultivo y de la vinificación, e
instalaron auténticas factorías con lagares, talleres de cerámica, almacenes,
etc.
Con la llegada del imperio romano a la península ibérica,
comienza la explotación de la agricultura en las zonas más fértiles del Valle
del Guadalquivir, con plantaciones de cereal, olivo y vid.
La expansión del cristianismo, en que el vino, junto con el
pan, fueron los protagonistas de la Eucaristía y símbolos de la presencia de
Cristo en la tierra, llevó consigo la divulgación por occidente de la viña y
del vino y después por todo el mundo. Desde ese momento se modificó el concepto
de vino de las bacanales romanas de los últimos
tiempos, para transformarse en toda la cristiandad en el acto de la Eucaristía,
en un símbolo de la mayor transcendencia espiritual.
Cepa centenaria en Huelma (Jaén)
Desde el siglo I ya existen tratados del cultivo de la vid,
como la obra “De Re Rústica” de Lucio Moderato Columeta, de origen
hispánico.
En la Edad Media, la expansión de los monasterios,
especialmente de las órdenes del Cluny y del Cister, contribuyó marcadamente a
la difusión de la cultura de la vid y del vino en España. El número de
monasterios de estas órdenes llegó a superar la cifra de 1.800 en toda la
península, incluyendo también los de monjas. En todos estos monasterios había
necesariamente huerta y viñedo para abastecer la dieta alimentaria de los
monjes y las exigencias de la Eucaristía, además de la oferta de pan y vino a
todos los peregrinos que los visitaban. Los monasterios fueron centros de
divulgación de las técnicas del cultivo de la vid y de la elaboración del vino.
Un fenómeno histórico de primera magnitud fue la invasión
árabe a la península, desde el año 711 a 1492. Durante este periodo, disminuyó
el área de viñedo, dada la prohibición de consumo del vino de la religión
mahometana; pero no desapareció totalmente, pues se toleró cierto nivel de
consumo de vino, además del valor nutritivo de la uva y de la pasa.
Los mozárabes, es decir la población cristiana bajo
dominación musulmana, así como los judíos, consumían vino. La prohibición
coránica no era obstáculo tampoco para que la población musulmana consumiera
vino, que elaboraban bodegueros mozárabes. Sabemos qué en el siglo IX, habían
un mercado de vino en Córdoba, propiedad del Califato, y en otras ciudades
andalusíes, había también establecimientos de bebidas autorizados o
clandestinos, y se bebía con cierta libertad, aunque los Alfaquíes elevaban
protestas porque los consideraban hábitos licenciosos.
Arroyo Cabrí, zona de cultivo de vid en el siglo XV
El cultivo de la vid en ladera, era ya conocido y practicado
en España, como mínimo desde la época musulmana. Las cepas se plantaban
preferentemente en laderas en tierra de secano, en franjas situadas por debajo
de las plantaciones de olivo.
Otro acontecimiento histórico fundamental para la historia de
la viña y del vino fue, el descubrimiento de América en 1492. Desde los
primeros viajes surgió la necesidad de transportar vino para toda la
tripulación, el personal de armas y colonizadores. Se enviaban en las carabelas
grandes macetas con plantas vivas para replantarlas en destino, lo cual ocupaba
mucho espacio en los barcos y exigía cuidados, riegos, etc.
La filoxera es un homóptero, que en la primera mitad del siglo
XIX no existía en Europa, procedente del continente americano, que invadió el
viñedo europeo con efectos catastróficos. En España los primeros focos
aparecieron sucesivamente en Málaga en 1878. En esta provincia quedó reducida
la superficie de viñedo a un 20%. En Jerez apareció la plaga en 1894 de donde
pasó a Huelva. Desde esos focos la invasión filoxérica avanzó hacia la Mancha,
Aragón, La Rioja, etc. Pero el alcance espectacular de la plaga no parecía
corresponder únicamente a la lenta progresión subterránea de estas larvas,
hasta que fueron descubiertas las formas aladas del insecto, que eran
transportadas por el viento a considerables distancias.
Familia de Francisco López del Barco vendimiando
Tanto el Mildium como el Oidium, también vinieron desde
América cuando se importaron colecciones de plantas con fines científicos. Los
científicos europeos ensayaron distintos cruzamientos de Vitis Vinífera con
planta americana, comprobándose, que efectivamente, los híbridos eran mucho más
resistentes a las plagas que las viníferas de origen. Poco a poco estas nuevas
variedades de híbridos fueron extendiéndose por Europa y en España comenzaron a
hacerlo por las provincias de Castellón y León, extendiéndose después por toda
la península.
Según la legislación comunitaria no está permitido elaborar vinos
de Denominación de Origen partiendo de vinos o de uva de híbridos productores
directos, pero si se puede utilizar para los vinos sin D.O.
Huelma es una población situada al sur de la Comarca de
Sierra Mágina, en la provincia de Jaén, con una población actual que no llega a
los seis mil habitantes. Cuenta en la actualidad con una superficie agrícola de
12.961 hectáreas cultivadas, siendo de olivar y otros cultivos leñosos más del
80% de la misma.
Las primeras referencias históricas que podemos tener del
cultivo o consumo de vino, nos llevan al yacimiento ibero del Pajarillo, que
está fechado desde el siglo VII al IV a. C. En los trabajos arqueológicos
realizados en el año 1991 por la Universidad de Jaén, se catalogaron numerosos
restos de cerámicas, algunas de ellas referentes al consumo y a ofrendas de
vino.
Familia López del Barco acompañados por Antonio Quesada picando uva.
Si bien los primeros datos por escrito que tenemos
sobre el cultivo de la vid en Huelma, nos llevan a finales del siglo XV y
principios del XVI. En las cartas de
vecindad que otorgaba Francisco de la Cueva, Duque de Alburquerque, a los
primeros repobladores llegados a la villa de Huelma, procedentes en su mayoría
de Castilla. En el año 1501, se les entregaba tierra suficiente para plantar
2.000 vides. Una viña con mil vides producía 30 arrobas de vino de primera
calidad.
Esto queda reflejado en el Libro de las Vecindades de Huelma
en su capítulo número VII, Tierra para Viñas: “que la persona a quien se
diere tierra para viña la ponga e plante dentro de dos años que le dieren el
dicho suelo para ella y la de las labores necesarias quatro años después que la
tenga plantada so pena que la pierda e que si en algún tiempo no la sostuviere
viña labrada que la haya perdido para que yo pueda dalla hacer della lo que
quisiere”.
En el primer asiento de vecindad reflejado en este libro, con
fecha de 1495, se recibe como tal a Diego García Parrilla, del que sabemos que poseía
dos viñas en el llano de la Corredera y otra en Vaciacostales. Había también
casos en los que se llegó a tener cinco fincas dedicadas a la vid, como el de
Francisco Hernando de las Yeguas, que llegó como vecino en 1502, el cual tenía
un “majuelo en el Llano de la Corredera, otro majuelo allí mismo, otro en el
Llano del arroyo Cabrí, otro majuelo en el Pozuelo y otro en el lomo del
arroyo”.
Familia Raya prensando uva, Huelma años 30 pasado siglo XX
Desde 1495 hasta 1509, se reparten una cantidad de noventa y
cinco terrenos para la plantación de viña, lo cual nos hace pensar que se
plantaron aproximadamente 190.000 vides. Casi el 70% se haría en el Arroyo
Cabrí, a ambas márgenes del mismo. También se plantarían en el Llano de la
Corredera, Sabcedilla, Chopo, Pozuelo, Bajo la ermita de S. Sebastián,
Vaciacostales, Dehesa Vieja, Alcoba, Cañada de las Caleras, etc. En la
actualidad existen varios topónimos que hacen referencia a lugares donde se
plantó viña, como lo son: La Viña de Cerezo (Chopo), Majuelo (Arroyo Cabrí),
Solana de las Viñas, o Pago del Crucifijo.
En el siglo XVII, el convento de Santa Isabel de Huelma, compró
y recibió en donación numerosas viñas: En 1647 Juan García de las Peñas otorga
una escritura de donación ante un escribano. “Dice que por el mucho amor que
le tiene a la religión de S. Agustín, va a tomar el hábito de este convento.
Luego lo tome dará en donación entre otros bienes una viña con mil vides”. 4 de
octubre de 1662. D. Juan Nofuentes Daza, ”por las muchas y buenas obras que he
recibido del convento de S. Agustín, prior y frailes, entrega en herencia una
viña con 500 vides que tiene en el sitio del Chopo, término de esta villa”.
Cortijo del majuelo, parte baja del Arroyo Cabrí.
El 8 de septiembre de 1761 el duque de Alburquerque, hace una
descripción de la Villa de Huelma y sus cultivos. En ella hace referencia a la
extensión del cultivo de la vid, “de viñas había cuatrocientas fanegas”,
lo que equivalía a ochenta hectáreas plantadas.
El 13 de marzo de 1762, los monjes del Monasterio de Oviedo
(Mata-Bejid), compran el cortijo de la Fuensanta, valorado con las tierras en
36.000 reales. D. Andrés de Ogayar, propietario de la finca, dona al convento
de Santa Isabel de Huelma. Una viña de 1.138 vides, en la Dehesa Vieja.
El 27 de marzo de 1798, el convento vende a Juan Antonio
Medina una viña de 500 vides en el Pago de la Cruz del Cuarto (parte alta del
Arroyo Cabrí).
El 22 de agosto de 1818, el convento de agustinos compra a
Antonio de Vico una viña de 700 vides en el sitio del Cerrillo de la Arena, por
540 reales.
El 11 de mayo de 1819, Dª Inés de Ogayar, dona al convento un
majuelo en el sitio de los Moriscos (Vaciacostales) de una fanega de cabida.
En 1884 en Huelma, existía un total de 12 hectáreas, 21 áreas
y 48 centiáreas dedicadas al cultivo de la vid, produciendo cada una de ellas
42 arrobas de vino. En el año anterior se llegaron a producir unas 500 arrobas
de vino tinto y de pasto. Para su elaboración se empleaban 12 o 13 cuartas
partes de uva blanca y una cuarta parte de uva tinta o casca, obteniéndose
vinos de 10 grados de alcohol. Anualmente se consumía todo el vino que se
producía y 1.000 arrobas que se importaban. El precio del vino era de 6 pesetas
la arroba. La vendimia y pisa tenían lugar a mediados del mes de septiembre y a
primeros de octubre se llevaba a cabo el trasiego. El vino se envasaba para su
conservación en vasijas de madera y barro.
Según datos del Ministerio de Fomento y la Dirección General
de Agricultura y Comercio, en la fecha de 1892 en Huelma, existían 116 hectáreas
de viñedo. La filoxera hizo su entrada en la provincia de Jaén por Alcalá la
Real, y en Huelma en 1899 había ya 24 h de viñedo invadido.
El primer mosto sin filtrar.
A partir de esta fecha, se va perdiendo paulatinamente el
cultivo de la vid y las laderas del terreno que ocupaban antes, por no servir
para cultivar cereal, van dejando paso al olivar, aunque se siguen plantando
nuevas vides entre las camadas de los olivos, como era el caso de la familia
Raya. Dueños del Bar Sol en Huelma, tienen una viña importante en el Cerro
Manchón y la explotan para su venta de vino hasta la década de los años 60 del
pasado siglo XX.
También existieron viñas hasta finales de la década de los
sesenta, bajo el cortijo de las Borregueras Bajas, el Retamar o en el cortijo
de los Cuartones.
En la actualidad, existen numerosos parrales en fincas
particulares para la producción de mosto y vino de consumo familiar.
La última plantación de vid con cepas existente en Huelma, es
la Viña de la Suerte. Propiedad de Francisco López del Barco, es la cuarta
generación que la mantiene. Se trata de una viña en ladera muy cerca del sitio
del Majuelo, que su bisabuelo Maximiliano del Barco (Cristo Negro) ya
cultivaba. Las variedades de cepa que había eran de vino y mesa, las cuales aún
se conservan. Posteriormente su abuelo Francisco del Barco Torres, y su madre
Petronila del Barco, recibieron la viña en herencia. Pero esta finca recibió un
nuevo empuje gracias a su padre Juan López Castro (Juan Tretas), ampliando el
número de cepas en 350 de la variedad Monastrell traídas desde Yecla en los años
60. A día de hoy se conservan unas 100 cepas de las cuales Francisco, obtiene
vino y vinagre para consumo familiar.
Abril de 2020.
BIBLIOGRAFÍA:
-
Tomás
Quesada Quesada (1989). Libro de las Vecindades de Huelma. Granada.
Universidad de Granada.
-
Francisco
Montes González. (2009). Notas históricas sobre la Villa de Huelma. Pags
261-266. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3177006
-
José
L. Pantoja Vallejo. (2015). Vitivinicultura en la provincia de Jaén siglos
XVIII-XX. Jaén. Instituto de estudios gienenses.
-
Antecedentes
históricos de la vid y el vino en Hispania. www.yravedra.com.
-
Galiano
Puy, R. (2001) Del monasterio de Ntra Sra de la Esperanza, en el barranco de
Cazalla, al convento de Santa Isabel de Huelma. Ambos de la orden de S.
Agustín. Rafael Galiano Puy, pags. 383-442.
-
Rafael
Galiano Puy. “El monasterio de Santa María de Oviedo, en el despoblado de la
Mata Begig, primitiva casa de España de la orden de San Basilio Magno”.
En: Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, Nº 152, 1994 , pags.
21-114.
AGRADECIMIENTOS:
A Francisco J. López del Barco.
Antonio Quesada Fernández.
FOTOGRAFÍAS:
Ángel del Moral Gómez, excepto la de la familia Raya, de
autor desconocido.
sábado, 20 de junio de 2020
sábado, 6 de junio de 2020
EN EL CANTO DE LA PEÑA BERMEJA
martes, 2 de junio de 2020
viernes, 22 de mayo de 2020
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