Una acequia (del ár. hisp. Assáquya, y este del ár. Clas.
AL-SÁQIYAD, irrigadora), es un canal por donde se conducen las aguas para
regar.
De origen árabe, estas construcciones, a pesar de ser conducciones
de agua, difieren de los tradicionales canales heredados de los romanos. El uso
principal es el riego del campo y la utilización de los planos y niveles del
terreno para la distribución y conducción del agua, por lo que suelen
distribuirse en ramales. En Castilla, y otras partes, estas, reciben el nombre
de caz o cacera.
El desarrollo de este tipo de construcción hidráulica tuvo
lugar sobre todo en la época árabe, y a lo largo de la costa mediterránea,
principalmente en las actuales Comunidad Valenciana, Región de Murcia y
Andalucía Oriental, destacando su importante papel en la Alpujarra. Muchas de
estas construcciones siguen utilizándose en la actualidad.
Acequia de entrada a la Villa de Huelma
Desde la antigüedad, los distintos pueblos han procurado
ordenar la distribución del agua para evitar disputas entre vecinos. Romanos y
árabes cuentan con normas en las que se recogía como debía hacerse el reparto
del agua y que responsabilidad tenían los usuarios en la conservación de la red
de riego. Esta normativa perduró en el tiempo y sirvió de base a futuras
reglamentaciones. En España, la Ley de Aguas de 1866-1879, es el primer intento
de regularlas, obligando a los regantes a constituirse en Comunidades de
Regantes con las Ordenanzas y Reglamentos correspondientes. La larga
inestabilidad política no permitió que estas normas entraran en funcionamiento
y fueron sustituidas por Reales Decretos. Uno de ellos fue el que promulgó, en
1926, el general Primo de Rivera, para relanzar la política hidráulica, constituyendo
así, las Confederaciones Hidrográficas.
Podemos definir a las Comunidades de Regantes como
corporaciones de derecho público, adscritas a los organismos de cuenca, y así
está recogido en el Código Civil de 1988. Anteriormente, las Hermandades de
Labradores y Ganaderos vinieron a sustituir a todas las asociaciones existentes
de carácter agrario y sindical. Estas nacieron en 1944 con el nombre de Unidad
Sindical Agraria.
Cabe pensar que la Huelma musulmana, conocida como Walma, tenga
su origen toponímico más correcto y coherente, en el propuesto por Mª del
Carmen Jiménez Mata, que apuesta por su origen árabe de WALDA (T) AL-MA´,
“nacimiento de agua”, dada la abundancia de fuentes y manantiales existentes.
Fue en esta época de gran importancia el uso de las
canalizaciones de agua desde diferentes manantiales, dando servicio a la
alcazaba, a la población y a las diferentes huertas cercanas. Los árabes habían
construido un excelente sistema de acequias mediante el cual llevaban el agua a
los rincones más insospechados de la huerta, sorteando los accidentes del
terreno con gran maestría. Estas mismas canalizaciones serían posteriormente
utilizadas por los conquistadores castellanos a partir de 1438, construyendo
junto al manantial del Chopo una gran alberca que serviría para almacenar el agua
de las diferentes fuentes que se sitúan sobre ella.
Alberca del Lavadero del Chopo
Alberca del Lavadero del Chopo
Las huertas situadas en la cabecera de la red del riego eran
las que tenían adquiridos mejores derechos, ya que la ampliación de la zona
regable se hacía por etapas y se harían ajustando a los caudales de agua
disponible.
En el siglo XV, la Villa de Huelma estaba fortificada con una
gran muralla que la circundaba alrededor de la fortaleza, la cual contaba con
torres defensivas. Por una de estas torres entraba a la villa una parte de la
acequia mayor, del ramal este, y lo hacía bajo la Torre del Agua, situada bajo
el gran risco que sostiene la torre del homenaje, y uniendo este con el lienzo
oeste de la muralla.
El primer dato escrito sobre la existencia de esta torre lo
encontramos en el asiento 40 del Libro de las Vecindades de Huelma de Tomás
Quesada Quesada, donde se recibe como vecino a Luis Fernández de las Yeguas, de
profesión zapatero en el año 1507, dándole suelo para la construcción de una
casa junto a la Torre del Agua. En la actualidad aún se pueden ver restos de
este ramal de la acequia en este mismo lugar.
Zanca donde entraba la puerta de la Torre del Agua
Zanca donde entraba la puerta de la Torre del Agua
Según el Catastro de la Ensenada, en 1652, ya el lavadero del
Chopo daba regadío a numerosas huertas de Huelma donde se producían diferentes
frutas y hortalizas como: pimientos, tomates, coles, berenjenas, lechuguino,
cardo, cebollas, pepinos rábanos, ajos, nabos etc. Se componía de un censo de
250 jornalero, cuyo jornal era de 2.5 maravedís.
El acequiero cargo nombrado por los Concejos y posteriores
Ayuntamientos, era un hombre del pueblo, de reconocida honradez y conocimiento
del lugar, al que se le confiaba el justo reparto de las aguas. El acequiero se
empleaba en labores de mantenimiento y limpieza de la acequia, velando a su vez
por el buen uso de la misma. En los años 50 del pasado siglo XX, aparece como
acequiero en Huelma D: Antonio Guzmán Salcedo.
A cada pago le correspondía una cierta cantidad de agua,
siendo usual que apareciera en las escrituras de cada finca.
Escape de agua de la acequia de la Villa de Huelma, muralla este.
Escape de agua de la acequia de la Villa de Huelma, muralla este.
Comunidad de Regantes Lavadero del Chopo:
El día 7 de Noviembre de 1968, siendo Presidente D. Enrique
Muñoz Ruiz, se inscribe en el Registro de Aprovechamiento de Aguas, el
Nacimiento del Chopo en la Dirección General de Obras Hidráulicas del
Ministerio de Obras Públicas. La escritura de Aprovechamiento de Aguas se
realiza ante el Sr. Notario de Campillo de Arenas D. Luis Lozano Pérez el día
15 de junio de 1968 con el número 119 de protocolo con 12.10 hectáreas de riego
y con un caudal máximo del manantial de 9.81 litros por segundo. Esta comunidad
de regantes se abastece del manantial que está en el Barranco de Toledo a 236 m
del lavadero, y de los derrames de la alberca de Padial en la Viña de Cerezo y
de la Huerta de Torres. Según un acta de registro el 12 de abril de 1972 se
regaban un total de 310 celemines.
Según la documentación de la Comunidad de Regantes, la
alberca tiene dos buzones de salida del agua, el de la C/ Empedrada y del
Callejón Oscuro, y se regaban las siguientes tierras: El Chopo, C/ Empedrada,
Murallas del Castillo, La Virgen, Huerto de Robles, La Noria, El Llano, Huerta
de Frailes y Carriles, con 12.1337 hectáreas en febrero de 1989, contando en
esa fecha con 42 regantes.
La Huerta de los Frailes con escritura pública de 1971,
constaba de veintiséis áreas y veintitrés centiáreas. Se riega tres veces cada
mes, durante cinco horas cada vez y en las horas y días fijados por la
Comunidad de Regantes de las Aguas del Lavadero del Chopo.
Plano de la Comunidad de Regantes del Lavadero del Chopo.
Plano de la Comunidad de Regantes del Lavadero del Chopo.
Ramal sur-Callejón Oscuro:
Esta acequia llegaba hasta el Llano de S. Marcos, descendía
por este callejón y justo al llegar al principio de la cuesta se dividía en
dos, siguiendo el ramal principal en dirección a la actual C/ Aben Zulema, el
otro ramal iba a dar riego a las huertas del Llano de la Corredera (Carrera y
Ctra Montejícar), Callejón de Sevilla, Plaza Nueva y Carril Alto. La acequia
principal cruzaría la C/ Aben Zulema y descendería por el antiguo Camino Real
de Granada, hoy C/ Alarcón, Plaza del Mesón y Plaza Buenavista (antes Campillo
de la Buena Moza). Es aquí donde parte otro ramal hacía la izquierda, que a su
vez se divide en otros, uno entraba por el portal del número 17 de la C/
Buenavista, el cual daba riego a la Huerta Alta de los Frailes. Otro ramal
descendía por la C/ Munuera para dar riego a las huertas de C/ Cabezas. El
último ramal de este sector entraba por la C/ Carnicería (antiguo Callejón del
Hospital) y daba riego la Huerta de los Frailes.
Alberca sobre la C/ Mejorada y el Carril Bajo.
Alberca sobre la C/ Mejorada y el Carril Bajo.
La acequia principal seguía a su vez su recorrido por el
Carril Bajo, dando riego a las huertas del Cerrillo, Carril Bajo, C/ Mejorada
(donde aún se puede ver una alberca de la época), C/ Larga y Altillo. Llegando
a su final en el Llano de S. Marcos, donde en ferias tenía prioridad para dar
de beber a los ganados que se congregaban allí para su venta junto a la antigua
ermita. Antes de la traída de agua potable desde Sierra Mágina, era usual en
verano ver a las vecinas, hacer tareas de limpieza de las lanas de los
colchones y otros enseres, aprovechando el paso del agua por las distintas
acequias dentro del casco urbano.
Ramal este-C/ Empedrada:
Esta acequia llegaba dando riego hasta las huertas del final
de la Avda de Andalucía (antigua C/ del Sol). Descendía por la C/ Empedrada
dando riego a las Huertas del Chopo, y muralla norte, dando entrada en la Villa
de Huelma por debajo de la Torre del Agua. Daba agua potable y riego a toda la
población de entre muros, tenía una salida esta acequia por un escape que aún
es visible en la muralla este, en dirección a las calles que había extramuros
en el Pozuelo del Arroyo del Chopo, seguía su recorrido dando riego a las
huertas del Chorrillo, Calesera, Almodovar, S. Ana, Espinar, Duquesa y C/ del
Sol.
Escritura pública del Huerto de los Frailes 1971.
Escritura pública del Huerto de los Frailes 1971.
Después de más de cinco siglos de historia, estos riegos de
huertas tuvieron su fin a principios de los años noventa del pasado siglo
cuando el Ayuntamiento de Huelma perforó un pozo a escasos centenares de
metros, sobre el acuífero del Chopo. Esta perforación, da subministro de agua
potable algunas horas del día a la población de Huelma, pero ha rebajado el
nivel freático más de cien metros de profundidad, dejando agotados todos los
manantiales cercanos, incluido el del Chopo.
Documentación:
Libro de las Vecindades de Huelma. Tomás Quesada Quesada
Agua domesticada. Junta de Andalucía.
Agradecimientos:
Pedro Mármol Aranda
Raquel Vico Cantón
Jose Mª Moreno Soriano.
Fotografías:
Angel del Moral
Documentación:
Libro de las Vecindades de Huelma. Tomás Quesada Quesada
Agua domesticada. Junta de Andalucía.
Agradecimientos:
Pedro Mármol Aranda
Raquel Vico Cantón
Jose Mª Moreno Soriano.
Fotografías:
Angel del Moral
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