Situada esta decoración el el intradós del arco del primer cuerpo de esta capilla. Es la parte interior del arco, llamándose también así la cara inferior de las dovelas que lo forman.
A diferencia de las demás capillas en esta, en la clave del arco no aparece una ménsula decorada con hoja de acanto, sino que encontramos una imagen de un caballero o guerrero, el cual podría bien ser Hermes ya que el casco alado que luce sobre su cabeza es uno de los atributos que la iconografía confirió a este dios griego. En la mitología griega Hermes es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y de los viajeros que las cruzan, de los pastores, jefe de los sueños y guardián de las puertas. Hay que tener en cuenta que la puerta de esta capilla además de comunicar con la Sacristía Nueva lo hace también con el antiguo Osario.
Entre los animales fantásticos que podemos ver en él dos dragones y dos uróboros. Se asocia al dragón la unión de los cuatro elementos, el fuego que escupe por la boca, el aire representado por sus alas, la larga cola inspira el elemento del agua y la tierra sus garras poderosas. En el arte cristiano, el dragón aparece como símbolo de satán o del infierno. El cristianismo concibió la existencia como una permanente lucha contra el mal, y nada mejor para expresarla que el combate del guerrero con el dragón.
Los dos uróboros que se pueden ver son animales serpentiformes que engullen su propia cola o que conforman con su cuerpo una forma circular. Simbolizan el ciclo eterno de las cosas, el esfuerzo, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las presiones por impedirlo. Simboliza también el tiempo y la continuidad de la vida, estando su uso representado más antiguo en la serpiente del antiguo Egipto y se remonta a los jeroglíficos hallados en la cámara del sarcófago de la pirámide de Unis 2.300 ac. Como curiosidad en el uróboro de la quinta fotografía podemos observar la forma de sus patas, siendo estas las pezuñas de un cerdo.
Las dos rosetas talladas que encontramos en este intradós son diferentes la una de la otra. Son un símbolo solar. Se ha usado ampliamente como motivo escultórico desde la antiguedad. Apareció en Mesopotamia y antiguo Egipto, y se utilizó principalmente en la antigua Grecia para decorar estelas adaptándose posteriormente a la arquitectura romana, románica y renacentista.
Estamos pues ante un arco con una decoración extraordinaria y diferente al resto de la iglesia.
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