Esta práctica se pierde en el tiempo y es un claro ejemplo de nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial, que podría recogerse según la UNESCO dentro de los "conocimientos y prácticas relativas a la naturaleza".
Consiste en aprovechar las ramas de olivo en el que ganado ya a ramoneado sus hojas y tallos tiernos, para con el sobrante hacer carbón vegetal, prendiendo fuego a un gran montón de estas ramas y apagándolas cuando están ardiendo. Hay que dejarlo enfriar y después envasarlo en sacos, transportarlo hasta la vivienda y almacenarlo para el próximo invierno.
Con esta técnica, las clases más humildes y desfavorecidas se han calentado durante siglos en las mesas camillas, encendiendo el brasero con este preciado carbón vegetal.
Fotografías tomadas en la pedanía de Belmez, en Belméz de la Moraleda (Jaén).
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