PIRÁMIDES, HORNAZOS, TRIÁNGULOS Y ROSETONES. MOTIVOS ESCULTÓRICOS EN LA IGLESIA DE LA INMACULADA DE HUELMA (JAÉN):

En las pechinas de arranque de los arcos de la bóveda de media naranja o casquete, situada en la nave central de la iglesia de la Inmaculada de Huelma , podemos encontrar unos motivos decorativos muy interesantes desde el punto de vista simbólico.
La pirámide, algunas de las tradiciones antiguas aceptan de que se trata de un símbolo solar, donde la luz juega un rol preponderante. Si tomamos esta concepción podemos señalar entonces que el sol está ubicado en la punta superior y los laterales serían los rayos de luz que descienden sobre la tierra y los hombres. Casi siempre este símbolo trata de transmitir también el poder que emana del sol victorioso que se posa siempre sobre todo lo demás. Podemos decir que la pirámide funciona como símbolo de poder y de protección divina desde hace milenios. Pero también simboliza la ascensión del espíritu y el crecimiento personal. Su forma es universalmente aceptada como parte de la geometría divina.
En estas pirámides podemos encontrar un motivo iconográfico muy importante y es que en cada una de sus tres caras aparece la venera o concha del bautismo, uno de los símbolos más importantes del cristianismo.
Triángulos, enmarcando la pirámide aparecen dos triángulos equiláteros con sus lados un poco arqueados siguiendo la forma de los arcos de medio punto que configuran la bóveda.
El triángulo es la figura geométrica que resulta de la unión de tres puntos por medio de tres lineas rectas. El triángulo equilátero cuyos ángulos y lados son iguales es considerado un símbolo de perfección, sabiduría y armonía.
El Triángulo equilátero es en esencia el Delta Luminoso que se encuentra al oriente en todas las logias masónicas. El triángulo representa la perfección, el todo y la nada a la vez, nacimiento, vida y muerte.
Hornazos y Rosetas, entre los dos triángulos y conformando una guirnalda decorativa aparecen varios motivos florales como rosetas y los  hornazos.
Las rosetas o rosetones son un símbolo solar, usado ampliamente como motivo escultórico desde la antigüedad. Apareció en Mesopotamia y antiguo Egipto, y se utiliza principalmente en la antigua Grecia para decorar estelas, adaptándose posteriormente a la arquitectura romana, románica y renacentista.
El Hornazo, este pan es una consecuencia de la absolución de los pecados, y se elabora panificando el mismo con la masa madre panaria. El huevo simboliza la resurección.
Esta bóveda fue trazada y conctruida por el  arquitecto y escultor Francisco del Castillo el Mozo, según consta en el Libro de Fábrica de la misma. En su testamento dejó escrito "he hecho en la iglesia de Huelma capillas suntuosísimas como no hay otras en el reino de Jaén"