LA SEMANA SANTA DE LOS
SENTIDOS
Cuando se me ofreció la posibilidad de poder participar en
esta publicación, me vi ante un reto muy importante, ya que son muchos los
paisanos que brillantemente lo hacen y lo han hecho. He leído gran cantidad de
artículos relacionados con nuestra Semana Santa, y he visto reflejado en ellos
la pasión con la que las gentes de Huelma la vivimos.
Mis vivencias de esta fiesta arrancan desde muy pequeño, ya
que participaba en ella de manera activa, aunque no he pertenecido nunca a
ninguna cofradía, si que procesionaba con la Virgen de los Dolores, y lo hacía
con la túnica que se le había quedado pequeña a mi primo Anselmo, también llevé
algún año el estandarte de esta cofradía.
Pero este artículo me gustaría orientarlo sobre como he
vivido la Semana Santa Huelmeña a través de los sentidos.
El sentido más característico de estos días y es este, el sentido
que quizás más nos retraiga a momentos felices junto a familiares y amigos, es
el sentido del olfato. El olor de las ramas de olivo bendecidas el Domingo de Ramos en la Iglesia,
el olor de la cera ardiendo en la madrugada de Viernes Santo, las flores que
enriquecen nuestros pasos, el incienso cuando se abren las puertas de la
iglesia para empezar la procesión.
El sentido del gusto en la Semana de Pasión se inicia unos
días antes cuando las madres y abuelas elaboran el “Relleno”, las manos en el
lebrillo amasando tan exquisitos ingredientes, y luego poder saborearlo frito.
Los roscos de sartén, los borrachuelos y las flores, todos estos dulces fritos
con nuestro aceite de oliva. El Viernes Santo el bacalao “Encebollao”, una
receta muy sencilla pero todo un manjar para el día más importante de estas
fiestas. El Domingo de Resurección el “Hornazo”. En el campo con los amigos o
la familia, acompañado de nuestra “Pipirrana”.
El sentido del oído también en Semana Santa nos trae a la
mente grandes momentos vividos, el vibrar de las palmas del Domingo de Ramos,
las campanas de nuestra iglesia doblando la tarde de Jueves Santo antes de los
Oficios, las bandas de tambores y cornetas anunciando que ya sube la cofradía
por la calle del Convento, el sonido de los pies de los costaler@s en la
procesión de la soledad, los piropos de los capataces a sus costaler@s, el
sonido de la Banda de Música en el Santo Entierro o la alegría de los niños el
domingo de Ramos.
El sentido del tacto. Todos queremos tocar (aunque no se
pueda) el paso, sentir en nuestros dedos las tallas de la madera o las
filigranas de plata, y poder tocar el manto de la Virgen de la Esperanza, el pié del Nazareno o la túnica del Cautivo,
son estos momentos íntimos que nunca se olvidan.
Sin duda la vista se siente recreada ante las imágenes que en
estos días se nos agolpan en la retina. Yo como aficionado a la fotografía
tengo la oportunidad de poner en práctica muchas de las fotografías que he pensado poder captar. Localizar la calle o plaza donde mejor luz o
encuadre pueda encontrar, buscar el contraluz, usar diferentes planos para
capturar a las personas, imágenes y pasos en su mayor grandeza. E intentar
llegar a tiempo de recoger los detalles, que hacen tan grande nuestra Semana
Santa.
Son muchas las fotografías que hago a lo largo de estos días
pero siempre me quedo con las más especiales en el recuerdo: los niños con sus
palmitos y alegría pasando por la C/ Carrera acompañando a S. Juan. El silencio
con el Cristo de la Buena Muerte en la C/ Mirabuenos. La salida triunfal del
Cristo de la Humildad por la portada de la iglesia. El plano general de la
Expiración iniciando la subida por la C/ Cárcel, con la Plaza de la Iglesia al
fondo. El paso del Cautivo y la Virgen de la Esperanza por la esquina de C/
Convento con Ancha, un plano que proporciona a las imágenes, si cabe mucha
mayor grandeza. La subida del Nazareno por la C/ Umbría donde se puede buscar
el gran contraluz de la mañana. El primer descanso de los costaleros del Santo
Entierro en Ancha con el castillo al fondo. La panorámica del paso de la Virgen
de los Dolores a su paso por la Plaza de España, arropada por los huelmenses y
la Soledad de vuelta al templo por la Plaza del Mesón.
Imágenes estas que se guardan en la memoria de los sentidos.
Angel del Moral Gómez.
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